Del Tráfico a la Reflexión Económica: Ahorro, Deuda y Educación Financiera
Cualquiera que se traslade de una ciudad aledaña a Asunción y que tenga como destino la capital del país sabe que el tráfico será su compañía, sea el día de la semana que sea. En situaciones como esas, queda escuchar algo (música, un podcast, un audiolibro, etc.), observar el tráfico o simplemente deambular. En esta ocasión, me encontré observando el tráfico y en ello diviso una calcomanía por el parabrisas trasero de un auto que decía, cito "el que nada debe, nada tiene".
La frase inscrita en esa calcomanía, pegada en el parabrisas trasero, fue mi compañera durante todo el día. La misma me hizo recapacitar sobre la imperiosa necesidad de la gratificación instantánea y del eterno debate entre el ahorro y el consumo de bienes durables, o del pensar a largo a plazo y el para qué ahorrar si "en el largo plazo estaremos todos muertos". Por supuesto que esto deriva en el problema de fondo, el cual es la escasa o nula educación financiera que se enseña durante la secundaria e incluso el bachillerato.
Esta sensación de "necesito tener aquello, ahora" es algo que en algún momento nos ha pasado a todos, me incluyo. En un mundo acostumbrado al ahora quiero luego veremos, emergen autores como Jordan B. Peterson para quien "los que tienen éxito retrasan la gratificación. Los que tienen éxito negocian con el futuro".
Y si nos ponemos a analizar con mayor detenimiento, nos vamos a dar cuenta que esa calcomanía nos remonta a un debate entre dos escuelas económicas, ambas influyentes y las cuales han aportado, de diversas maneras, las herramientas en que debe entenderse la economía. Estoy hablando de la escuela keynesiana y la escuela austríaca de economía.
Para la primera de ellas, el ahorro excesivo sin un objetivo específico como la jubilación o educación, carece de propósito, Skousen menciona que acorde al pensamiento keynesiano el ahorro es una virtud solamente cuando la economía se encuentra con pleno empleo dado que en tiempos de desempleo, ahorrar más puede agravar la recesión, ya que los ahorros que no se invierten pueden fugarse del sistema causando una reducción en la demanda agregada final.
En simples palabras, mayor dinero ahorrado significa menor cantidad de dinero circulando en el sistema lo cual da a entender que el gasto se reduce y si el gasto de un individuo se reduce empeora la situación de otro individuo. Esto se debe a que la economía se encuentra concebida como un flujo circular, en donde el gasto de uno pasa a formar parte de los ingresos de otro, y el gasto de un tercero pasa a conformar los ingresos del primero, así sucesivamente.
Por su parte, la escuela austríaca de economía, el ahorro puede entenderse como la decisión de algunos individuos de transferir una parte de sus bienes de consumo, a cambio de un amayor cantidad en el futuro, a quienes producen bienes de capital, por lo tanto el ahorro como menciona Shostak es "el corazón del crecimiento económico".
Siguiendo a Shostak "el ahorro no debilita sino que refuerza el crecimiento económico", para comprender mejor esta concepción es necesario entender que no se ahorra dinero ya que según Rothbard "el dinero, per se, no puede ser consumido y no puede ser utilizado directamente como un bien de los productores en el proceso productivo. El dinero per se es, por tanto, improductivo; es stock muerto y no produce nada"
Entonces, ¿cuál es la relación entre dinero y ahorro?
El dinero facilita el intercambio de bienes entre los productores, el ahorro hace posible la actividad económica por medio del dinero. El intercambio de bienes se sigue realizando con bienes, el dinero es el medio que facilita ese pago, para ejemplificar el productor de café intercambia café ahorrado por dinero y luego cambia el dinero por otros bienes, de esa manera termina pagando con el café ahorrado.
Si bien ahorrar pareciera ser, a simple vista, la acción de no gastar dinero de forma inmediata en bienes y servicios, realmente el acto de ahorrar implica elementos más complejos y fundamentales para el funcionamiento de la economía.
Al respecto, Shostack sostiene "no ahorramos dinero en sí, sino que lo empleamos para canalizar los bienes de consumo no consumidos que hemos ahorrado hacia individuos dedicados a la producción.", para entenderlo mejor es necesario analizar la aserción por partes.
No ahorramos dinero en sí, el dinero como se mencionó no es un bien de consumo per sé, recuerdan la frase de Rothbard, sino que se constituye como un medio de intercambio y la unidad que nos permite otorgarle valor y transferir riqueza. Por ende el ahorro de "dinero" es la abstención del consumo de bienes y servicios en el presente.
Lo empleamos para canalizar los bienes de consumo no consumidos, al abstenernos de utilizar el medio de intercambio para el consumo de bienes en el tiempo presente e inmediato, se crea una reserva de capital o de recursos que puede ser utilizado de diferentes maneras.
Hacia individuos dedicados a la producción, el dinero ahorrado generalmente se invierte de alguna manera (pueden ser instrumentos financieros u otros) por lo que el acto de ahorrar no finaliza con el ahorro en sí, sino que facilita la inversión en producción. Por lo que, los recursos no consumidos se encuentran siendo dirigidos a actividades que aumenten la capacidad productiva, por ejemplo creación de empleo y en última instancia generar más bienes y servicios para el futuro.
Tomando en consideración lo mencionado hasta el momento, la frase inmersa en la calcomanía "el que nada debe, nada tiene" supone un pensamiento cortoplacista el cual deriva en que las personas decidan endeudarse a futuro para el consumo presente de bienes sacrificando su capacidad de ahorro e inversión a largo plazo.
Para finalizar, priorizar el consumo por sobre el ahorro e inversión a largo plazo no solo prioriza el pensamiento cortoplacista sino que además es un medio por el cual las personas justifican el endeudamiento sin considerar las consecuencias futuras de esa deuda. No solo se comprometen los ingresos a futuro sino que uno se expone a diversos riesgos financieros como la fluctuación de la tasa de interés, la pérdida de ingresos y la incapacidad de responder a emergencias financieras. Por último, promueve el pensamiento de que el éxito y el valor se miden en torno a la capacidad de consumir bienes y servicios inmediatos, lo que lleva a la gratificación inmediata sobre el bienestar económico y el crecimiento personal.